RAFAEL AMARANTO CASTILLO

Honoris Causa a un virtuoso de la guitarra

Un maestro de la guitarra en el Perú, Rafael Amaranto Castillo, será distinguido hoy jueves 29 de mayo, a las 6 p.m., en el Salón General del Centro Cultural de San Marcos, con el título de Doctor Honoris Causa, máxima distinción que confiere nuestra universidad a intelectuales, científicos, religiosos y artistas, que con su trayectoria han contribuido a la paz, el bienestar y el desarrollo de la humanidad.

Nacido en el pueblo de Coina, La Libertad, en 1935, Rafael Amaranto conformó su primer trío llamado Los Porteños, a la edad de 17 años. Con esta agrupación obtuvo el primer puesto musical en un concurso organizado por el mundialmente conocido conjunto Los Panchos.

En 1959, conjuntamente con Óscar Bromley y Félix Casareto, forman Los Caciques, que si bien tuvo una fugaz duración, alcanzó una resonancia nacional y de permanente trascendencia, de acuerdo a la crítica especializada. Entre sus temas destacan No me olvides, Paula Rosa, Recuerdos de Amor, entre otros.

Amaranto ha sido director musical, productor, maestro de canto y arreglista de reconocidos intérpretes, tales como Chabuca Granda, Lucha Reyes, Jesús Vásquez, Arturo «Zambo» Cavero, Eva Ayllón, entre otros. Asimismo, ha incursionado en diversos géneros musicales con marcado éxito.

César Miró alguna vez comentó: «La guitarra es en el Perú, uno de los más accesibles elementos de comunicación…Y entre esos virtuosos ejecutantes de la guitarra peruana, ubicamos en primera fila a Rafael Amaranto».

La búsqueda del aprendizaje y el perfeccionismo lo llevó a realizar estudios académicos en el Conservatorio Nacional de Música. Será, sin duda, una velada en la que en la persona de Rafael Amaranto se distinga a todos aquellos que siguen el derrotero de uno de los cultores más representativos de la música peruana.

 

El virtuoso de la guitarra

A los 10 años Rafael Amaranto decidió vivir de la guitarra. A esa edad le pidió a su madre que le comprara este instrumento e indirectamente le dijo que su futuro lo dejara en sus manos. Y así fue. Hasta la fecha vive de manera exclusiva de este arte y es considerado la Primera Guitarra del Perú.

«Ese regalo fue como satisfacer a un niño con el juguete más preciado. Para mí fue algo serio y lo tomé así desde el principio. Inicialmente yo mismo fui mi profesor. Me ingeniaba diversos ejercicios con la guitarra. Fue muy grato dedicarme desde muy niño a la música», dijo.

Esta pasión la heredó de su padre, también músico, quien murió cuando apenas tenía dos años de edad. Sin embargo, asegura que captó sus genes, que los cultivó con mucha pasión y estudios en el Conservatorio Nacional de Música.

Amaranto sostiene que su amistad con los integrantes del trío Los Panchos, en especial de Gil, la primera guitarra del grupo, fue crucial para su carrera. «Él me animó a estudiar la técnica de la guitarra, fue cuando descubrí la gran ventaja que supone tener conocimientos en este campo», precisó.

Recordó que conoció a Los Panchos cuando participó en un concurso, junto con su grupo, en el que fueron los ganadores. En esa oportunidad, Gil fue testigo de cómo el público se deleitó y aplaudió muchísimo con una introducción de guitarra del entonces joven Amaranto, quien recién iniciaba su carrera musical. «Esa noche me pidió que le enseñara esa introducción. Fue como si un Dios me pidiera que le enseñara. Posteriormente, al ver que tocaba rústicamente me estimuló para estudiar música», indicó.

Uno de los requisitos para ser condecorado con el Título de Doctor Honoris Causa es haber contribuido notablemente al desarrollo de la ciencia o el arte. Rafael Amaranto hace tiempo cumplió este requisito. Desde 1959 de una forma muy personal, al margen de lo que enseñan en el Conservatorio Nacional de Música o en los libros, introdujo la ejecución de la guitarra con dos dedos, «Twinpicking», que consiste en tocar alternadamente con el pulgar y el índice, como dos púas o plectros, con el que se obtiene resultados de gran fuerza y expresión tanto para la guitarra clásica como para el bajo.

Asimismo, es uno de los mejores exponentes de la música criolla y la música serrana. A partir de 1970 le da otro giro a su estilo introduciendo la guitarra eléctrica en su ejecución. «Pensé que los críticos y el público no lo aceptarían. Sin embargo no fue así. Grabé 20 discos y todos tuvieron aceptación. Las más importantes de esa época fueron en música criolla «Al ritmo de Amaranto» y «El sentir serrano de Amaranto» en el rubro del huayno.

Gracias al interés de Chabuca Granda por cultivar la buena música, Amaranto logró que los guitarristas sean reconocidos por sus arreglos. «Ella me pidió, junto al argentino Martín Torres, hacer una producción discográfica. Me dio amplia libertad para trabajar y reconoció económica y artísticamente mi servicio. Anteriormente se pagaba al guitarrista por su participación, pero no se resaltaba el nombre del director, ni los arreglos musicales que se hacían. Después de esa fecha cambió la faceta de muchos músicos», recordó.

Su trabajo es infatigable, en estos momentos se encuentra enfrascado en la formación de un grupo de música serrana que se llamará Sentir Serrano de Amaranto. Aún no quiere adelantar más detalles al respecto, pero sí nos aseguró que en esta propuesta cada una de sus temas tendrán una duración entre 6 a 8 minutos. «Las canciones de música criolla o serrana son cortas, de apenas 2 a 3 minutos, la intención es que al igual que la salsa estos géneros también tengan amplia duración», señaló.

A lo largo de los 50 años de fructífera labor artística, Amaranto también disfrutó de la internacionalización de su música. Actualmente, además de continuar con su pasión, también se dedica a la enseñanza de su arte en el círculo de estudios y Taller de Investigación Empresarial de la Facultad de Ciencias Administrativas de San Marcos. Se desempeña como director del curso completo de guitarra.

Considerado también el Guitarrista más versado del Perú, Amaranto asegura que el título de Doctor Honoris Causa que le otorgará esta noche San Marcos es el más importante. «Hay muchas distinciones, y premiaciones que le causan a uno satisfacción, pero me parece que ni todas juntas reunirían el valor que contiene esta distinción», subrayó.