Rímac, Barrio Tradicional

 
Una de las zonas más tradicionales de Lima es el distrito del Rímac, conocido también como «Abajo el Puente». El Rímac celebra el aniversario de su creación política como distrito, el 2 de febrero, y las jaranas en las peñas y restaurantes típicos del distrito serán más largas y movidas en este barrio que es bastión del criollismo.
 
El Rímac está lleno de mucha historia y conserva construcciones que son atractivos turísticos como la Alameda de los Descalzos, el Paseo de Aguas, el Mirador de Ingunza, la Quinta de Presa, las Iglesias de San Lázaro, Los Descalzos, Santa Liberata y Nuestra Señora de Patrocinio. También cuenta con los siguientes museos como atractivos del distrito: Museo de Sitio del Mirador del Cerro San Cristóbal, Museo Taurino de la Plaza de Acho, Museo del Convento de Los Descalzos, Museo del Virreinato y Museo Geológico de la Universidad Nacional de Ingeniería.
 
La Iglesia de Santa Liberata alberga al Señor Crucificado del Rímac, Patrón del distrito, Patrón de la Guardia Republicana y Patrón de la Compañía de Bomberos Rímac No. 8. La imagen del Señor Crucificado del Rímac es sacada en procesión, por la Hermandad del mismo nombre, por las calles del distrito cada Semana Santa.
La Plaza de Acho en el Rímac, es una de las primeras plazas de toros de América y escenario de la famosa «Feria Taurina del Señor de los Milagros». El coso de Acho se viste de gala a fines de octubre ya que se da inicio a la feria taurina más importante de Sudamérica donde los mejores toreros del mundo se disputan el Escapulario de Oro del Señor de los Milagros.
 
El Rímac fue cuna de un gran equipo de fútbol, el «Sporting Tabaco», que tenía su local en el Jr. Trujillo. La cervecería Backus y Johnston pasaría luego a comprar dicho club y lo convertiría en «Sporting Cristal», equipo que ha dado lustre al fútbol peruano llegando a ser subcampeón de la Copa Libertadores de América.
 
En el Rímac crecía antes una flor atractiva que es emblema de la ciudad de Lima, el amancay. Dicha flor puede ser admirada sólo tres semanas al año brotando alrededor del 24 de junio para luego desfallecer a mediados de julio. La Pampa de Amancaes debe su nombre a la flor, y fue escenario de una de las fiestas costumbristas que formaba parte de las tradiciones de la ciudad de Lima, «La Fiesta de Amancaes». Hoy en día el amancay ha desaparecido por completo del Rímac y la Pampa de Amancaes queda sólo en el recuerdo y en la letra de algunas canciones criollas que la mencionan.
 
Las noches en el Rímac son frescas y están llenas de romanticismo y calor humano que hacen despertar a «La Perricholi» llevándola a pasear desde su antigua casa en la Quinta Presa hasta su Paseo de Aguas que fue construido para que ella contemple su belleza ante un espejo de agua.
 
Recorrer el Jirón Trujillo en el Rímac es una experiencia agradable ya que no sólo podrán apreciar la Iglesia de San Lázaro que fue durante siglos parada obligatoria de todos los virreyes que llegaban a Lima; sino que también encontrarán una variedad de balcones e inmuebles históricos de primera importancia. Y si de tanto caminar les da sed, pues la podrán aplacar con una espumante «Cristal» o una deliciosa «Inca Kola», la bebida de sabor nacional, siendo ambas del Rímac.
 
El Rímac, ha visto nacer a grandes figuras de la música criolla, entre ellas «Luciano Huambachano» quien le compuso un bello vals a su barrio querido, «Barrio bajopontino».
 
Barrio bajopontino
Autor: Luciano Huambachano
 
Barrio bajopontino
de locas mocedades,
de El Peral, El Molino,
de lejanas edades.
Viejo barrio de vergel,
de poetas y cantores,
de pintores al pastel
y de guapos bebedores.
 
De Malambo, Las Leonas,
Pedregal, La Condesa,
de regias comilonas,
de santos y de sorpresas.
Del San Cristóbal, La Cruz,
Cabrera y Cantagallo,
del hogar con mucha luz,
de María Eugenia Gallo.
 
De Vilela, el fondero,
de baños, Piedra Liza,
del cholo guarapero
y de campanas a misa.
Barrio mío, de velorios,
de juerga y sana alegría,
de los alegres casorios
y de la fiesta bravía.
 
Barrio de mocedades
que ya no volverán,
de morenas beldades
que nunca te olvidarán
 
Con esta pobre canción,
viejo barrio querido,
este tu humilde cantor
te entrega su corazón.
 
De Malambo, Las Leonas,
Pedregal, La Condesa,
de regias comilonas,
de santos y de sorpresas.
Del San Cristóbal, La Cruz,
Cabrera y Cantagallo,
del hogar con mucha luz,
de María Eugenia Gallo.
 
De Vilela, el fondero,
de baños, Piedra Liza,
del cholo guarapero
y de campanas a misa.
Barrio mío, de velorios,
de juerga y sana alegría,
de los alegres casorios
y de la fiesta bravía.
 
 
Dario Mejia
Melbourne, Australia